domingo, 26 de enero de 2014

EL DESEO


El deseo es como el libro de familia de la concupiscencia,
es como si el otoño interrumpiera los aplausos de los días,
como si porque tuvieras unas piernas interminables,
mereciera la pena pelearme con todos los orgasmos con los que me encontré.

Si la herida fuera una estafa,
lloraría entre los surcos de tus senos.

Es mejor rodearse de melancolía y besos alados, para así hacer de la costumbre olvido.

Y romper las caderas,
que como rayos y truenos,
irrumpen en el día a día.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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