viernes, 24 de enero de 2014

CÁRCEL


Una cárcel de susurros,
reeducada y protegida de besos ajenos,
acallada por el silencio de la prisión de los anhelos,
una cárcel quebrada por pétalos de alambre.

Una cárcel de modestia,
un permiso condicional arrinconado en el olvido,
confiscado el orgullo,
caída de bruces la dignidad,
una cárcel como un sendero de perdición.

Una cárcel de acentos,
como un perro verde entre los brazos de nadie,
como el preso político de mi destino,
un cárcel de hormigas olvidadas.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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