Llega a las puertas del dos mil catorce,
el mundo que domina el dos mil trece
más tiempo del que ya le pertenece,
y se empieza a quebrar el frágil torce.
¡Qué un año más nuestro existir acorce,
deslumbra al más osado, si acontece,
y en este mar que por minutos crece
hace que el barco contra vientos orce!
Tras dos siglos de verse dando tumbos
ya los años no pueden hallar rumbos
donde amarrar en un seguro anclaje…
No sabemos la suerte que nos toca
en el dos mil catorce. En esta roca
hemos de prepararnos para el viaje.
Francisco Henríquez -Estados Unidos-
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