sábado, 24 de noviembre de 2012

ZANGABURRA


Tzun –gung, el filosofo, viajaba por las regiones del norte junto al río Han, vio a un anciano labrando la huerta. Había excavado una zanja de riego. El hombre bajaba a hasta el manantial, llenaba unas cubas con agua a brazo y las vertía en la zanja. Su trabajo era muy duro y de gran esfuerzo, sus resultados eran pequeños.

Tzun-gung se acerco hasta el hombre y le dijo: -Se una forma de trabajar con la que podrías llenar mas de cien zanjas en un solo día, avanzarías mucho en tu trabajo con muy poco esfuerzo.

¿Quieres que te las diga? Alzóse el hortelano; lo miro y dijo: -¿”Qué medio puede ser ése?-

Tzun-gung replicó: -Coged una pértiga de madera, ligera de punta, con un peso en la otra. De este modo podrás sacar agua tan deprisa que se derramará. Eso se llama una zangaburra-

El enojo asomó al rostro del anciano, que dijo: -He oído decir a mi maestro que cualquiera que utilice una máquina hará todo su trabajo como una máquina, y el que lleva en el pecho un corazón se le volverá como una máquina perderá su sencillez se sentirá en las luchas de su alma. La inseguridad en las luchas del alma no se aviene con la honestidad.

-No es que no conozca tales cosas. Es que me avergüenza usarlas-

Carmen María Camacho Adarve -Jaén-
Publicado en la revista deliteraturayalgomas

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