Creo saber de quién es este bosque.
Pero su casa queda en la ciudad:
no me verá si hago una parada aquí
a ver cómo sus árboles se cubren con la nieve.
Mi caballo seguro está pensando
que es raro haber frenado acá, donde no hay casas,
entre el lago congelado y el bosque
la noche más oscura del invierno.
Sacude la cabeza preguntándome
si hay algún problema. Se oye
la campanita de su cabezal, y luego
el silbido del viento y los copos que caen.
El bosque es adorable, oscuro y hondo.
Pero tengo promesas que cumplir.
Y mucho que andar antes de dormir.
Y mucho que andar antes de dormir.
ROBERT FROST (1874 - 1963) Estados Unidos
Publicado en la revista La Urraka 31
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