lunes, 19 de noviembre de 2012

QUIZÁS

Peregrina mi cuerpo, trasládate y explora
cuanto enmascaro en sombras a probables amantes;
me acechan, y me asedian, pero no me devora
sino tu propio acoso de abrazos asfixiantes;

los que me han evadido, los que tal vez disipas
en cimbreantes curvas de cinturas extrañas.
Ay, que yo me subyugo mientras tú te emancipas,
y el puñal de la ausencia me rasga las entrañas.

La ventana en mi alcoba queda siempre entreabierta,
sin cerrojo el postigo de la casa, encendida
la luz de la escalera, y en la noche, despierta,
cada ruido me indica tu llegada…y partida.

Cómo me duele el alma, la mente y los sentidos,
de esperar a sabiendas que nunca llegarás.
Pero hay una voz tenue que aplaca mis gemidos,
aunque sé que me engaña, diciéndome: Quizás.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles- 

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