domingo, 11 de noviembre de 2012

NANA DE AGUA


Te miré, como siempre, desde arriba
pasar en brazos del desierto.

 Es más cómodo creer que solo duermes.

Que una nana de agua acunó
el hueco mínimo que hoy dejas
en esta agria tierra hecha de huesos.

 Siempre fue más fácil soñar
que no existe ya dolor de hambre
que te arranque de tu  juego infinito, y
que los ángeles ya no llevan niños
antes de tiempo,  entre las manos.

Rosario Troncoso

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