Como a un bello atardecer de verano te cobijaré,
como si al regresar después de un paseo el anochecer dejara paso a tus pasos,
mis temblores serán una urna de cristal.
Como una joya de fina piel,
excelsa por dentro,
seré el eco de la luna llena.
Como un arco iris de músculo,
subiremos juntos los escalones del placer.
Como el agotado silencio de los sabido
seremos la sombra que agazapada expulsa
los dioses de su paraíso.
Como el cauce que rodea los siglos,
venderemos las muescas del olimpo
que es lo que sabemos.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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