Me fascina ese punto en la mañana
que no es de noche ya, ni es aún de día,
momento de sutil melancolía,
que la victoria a la derrota hermana.
En la primera luz que la persiana
nos filtra impertinente, hay elegía
y al mismo tiempo canto de alegría,
según quien se acongoja o se engalana.
Cada uno en sus dos tiempos. El primero
contemplando la aurora, vertedero
de la gloria marchita del amor.
Mirando atrás el otro, a lo vivido,
al fruto que en la alcoba, por prohibido,
suscitara tan mágico sabor.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
No hay comentarios:
Publicar un comentario