Ese hombre que entra al bar
sin sombra que le ladre,
ese que pisa y pasa
sin rostros ni señales;
pide una copa solo
de espaldas a la calle,
bebe su copa solo,
inmóvil, demorándose,
paga, piensa otro trago
sin gastar ni una frase
y luego, se va solo
hacia la noche y nadie.
Ese tipo va herido.
Y la muerte lo sabe.
ARMANDO TEJADA GÓMEZ
Publicado en la revista Isla Negra 331
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