martes, 20 de noviembre de 2012

EL HOMBRE DE LA GUERRA


Alimentado en la oscura
soberbia de mi patria
soberana del mundo.
Me convertí en experto
en ambiciones y odios.

Fui diplomado en guerras.
y enajenado del alma.
Fui sembrando
en los umbrales de la lucha,
el fastidioso color
de la raza humana.

Fui hacedor de otras fronteras.
Dueño y tirano
de nuevas auroras.
Fui aplaudido y condecorado
por el solo arte de matar.
Vacié desesperado
el vientre oculto de la tierra,
y al final he sido el dueño
de toda la existencia terrenal.

He asesinado
tantos amaneceres
en el dintel caído
de los días,
por la inútil justificación
de todas mis guerras.

He ocultado el sol
con las sombras de las armas
con la maldad de mis pensamientos
y la ira del corazón.
Acallé vehemente
los gritos de los inocentes
sembrando campos
de angustia y dolor.

No quise escuchar
el gemido de las plegarias
de todos los viejos,
Ni el llanto amargo
de las mujeres.
Solo presentí a la distancia
la huida desesperada de sus pasos

Arrasé sin piedad
la piel de la tierra.
Vacié los vientres llenos
de todas las madres.
Aniquilé sin temor
los sueños de los hombres.
Y bañado en mi
Soberbia soberana,
me olvide de repente
que era uno de ellos.

Me convertí
en un verdugo implacable.
Destruí el abrigo
de sus lechos.
Pinté de sangre sus paredes.
Fui un bestia enloquecida
asesinando jardines.

Sembré de orfandad
el dintel de sus moradas
Y oculté para siempre
el último crepúsculo
y al final me quedé solo
con las manos ensangrentadas
solo, vacío y sin nada

 Hugo Omar Torres -Argentina-
Publicado en la revista Mapuche

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