Muchas veces
me siento frente al mar,
contemplo los azules que se mezclan:
en mar, el cielo y mis ojos…
Dejo mi soledad en la arena
al alcance de las olas
y se forma un torbellino de juegos
que sólo la marea pone en calma.
Seco con mi toalla
los largos inviernos
que dejaron desnuda mi alma
y mi corazón solitario…
Me dejo envolver por la brisa
mientras las algas me acarician.
Bajo la sombrilla
espero a que pase el calor.
Después te cojo de la mano
y siento el frágil tacto
que me brinda nuevos sueños.
Caminamos por la orilla
mi soledad y yo…
¡Ay… no sé a dónde!
María Sánchez -San Fernando-
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