jueves, 18 de octubre de 2012

VERBO REPRIMIR


El mundo es verdaderamente un estercolero.
Johan Padockkisky

Este mes no me voy a extender mucho, este ar􀆡culo va a ser más propio para la Internet, donde el cúmulo de información está generando verdaderos estragos en los seres humanos. AL final de tanto que el pastor gritó que venía le lobo, ¡zas!, el lobo vino y nos comió a todos. Antes de continuar con el artículo voy a proponeros un juego, vamos a conjugar el verbo REPRIMIR en modo reflexivo.
Yo me reprimo
Tú te reprimes
Él/Ella se reprime
Nosotros nos reprimimos
Vosotros os reprimís
Ellos/Ellas se reprimen
¿A este se le llama ser políticamente correcto?
Sigo. Estoy harto del rey, de los elefantes, del real Madrid y del Barcelona, de los blancos y los morados, de los verdes y los rojos, de los hijoputa que pueblan la faz de la tierra, del pp, del pesoe, de los periodistas correveidiles de los cantamañanas como yo, de los meapilas como Arturo, de los corrillos de gente que margina a otra gente, estoy harto de los que vienen de amigo y como dice Calamaro solo quieren llenarse el bolsillo, de los que defienden la paz cuando por detrás hacen la guerra, de los titulares de la prensa de derechas y de izquierdas ambas enajenadas en su batalla cainita en este país de mierda en el que sus ciudadanos no hacen nada, o casi nada para evitar leyes como la de no atender a inmigrantes en sanidad, cosa que no puede ser muy beneficioso, precisamente, ni para la salud de esos inmigrantes “irregulares” ‐¿cómo un ser humano puede ser irregular?‐, ni para la de los demás.
Estoy harto de que existan ‐y se dé por hecho‐, ciudadanos de segunda, tercera, cuarta y equis categorías, harto de los lameculos del poder, de la prensa, de las finanzas, de los banqueros, de las amas de casa rulo en cabeza atacando a los rojos en la tienda, de las jubiladas enjoyadas del pp dispuestas a encender la llama del odio contra todos esos ciudadanos que están, según sus valores, por debajo de la categoría de “1ª” a la que ellas dicen pertenecer y de la que se sienten orgullosas porque nada más que ellas y las damas de blanco son las auténticas hermanitas de la caridad que su dios las libre de todo pecado y que la que esté libre de éste tire la primera piedra.
Vivo en un mundo infesto y como dice el serbio Johan Padockkisky, refiriéndose al mundo que es un estercolero, yo suscribo sus palabras, sin ir más lejos, ¿cómo pretendo cambiar el mundo si no soy capaz de conseguir que la comunidad donde vivo ponga en marcha un plan de acción para evitar una plaga de ratas? Y es que esta comunidad con su administradora y todo funciona como el gobierno: su plan es el de desgate, crear incertidumbre, no hacer nada, el ahí te den por el arco del triunfo y no me toque las mayúsculas que para eso Delibes; “deliro, delirae” escribía un tal Dediegos Gracia en su ensayo sobre el mundo literario por el que fue condenado al ostracismo “otro escritor silenciado”, y decía más o menos lo mismo que el autor serbio del que he cogido la frase para encabezar este artículo que ni de coña podría haber escrito en 140 caracteres. Así que me quedo con la idea clara de que para cambiar el mundo primero tengo que conseguir que en mi comunidad desaparezcan las ratas.
Y sigan con el ejercicio o el juego de conjugar el verbo REPRIMIR, pero en esta ocasión conjúguenlo en presente indicativo: Reprimo luego soy gilipollas…

SALVADOR MORENO VALENCIA 
Publicado en la revista LetrasTRL 51

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