jueves, 18 de octubre de 2012

CON FALDAS Y A LO LOCO (1959)


“Nadie es perfecto”, ni siquiera Billy Wilder que con esta película sella un trabajo algo irregular con
grandes escenas aunque algún bache de lo que el producto final se resiente, pero mantiene, eso sí,
un buen pulso narrativo plagado de todos sus aciertos habituales, ofreciendo un entretenimiento de alta gama que finaliza con una escena memorable, principalmente por el chascarrillo final.
Huyendo del “botines” hacia el yate del millonario Jack Lemmon reconoce a su prometido que no se
puede casar con él porque es un hombre a lo que éste responde, ni corto ni perezoso, “no importa, nadie es perfecto”.
Un chiste bien traído que compagina bien con toda una trama de ataques permanentes al género masculino al que se tacha de misógino, algo habitual en la época, pero siempre con el sentido del humor  inteligente y voraz de Wilder.
Marilyn Monroe inunda la película con sus apariciones, algo excesivas en todo, también en el peso, pero comiéndose la cámara a cada plano recordándonos en cada momento que no era precisamente la mejor actriz del mundo.
Te reconozco, amigo lector, que más de una vez he visto la película con el único objetivo de disfrutar de este giro final, realmente apasionante, un descubrimiento de los guionistas, un hallazgo que cierra el círculo de la película.
Entre tú y yo, aunque reconozco la gran valía de Wilder como director he de reconocerte que no soy un apasionado de su cine, tal vez porque no crecí con él, ya que en ocasiones se me queda algo ligero,
demasiado ligero.
Y si me preguntas por una película suya, una obra maestra con mayúsculas, me quedo sin duda con
“Sunset Boulevard (El crepúsculo de los Dioses)”, una cinta negra como pocas, pero negra de verdad, que ofrece la mejor versión de Wilder al contener sus irrefrenables deseos de perseguir permanentemente el absurdo como método de vida.
Sin embargo, te recomiendo una y mil veces “Con faldas y a lo loco”, una comedia ligera, sin pretensiones, que aporta ciertos descubrimientos al género y ofrece una alternativa más que loable a la
comedia habitual. Además, te puede servir para disfrutar de un animal cinematográfico, más por la presencia que por su capacidad de interpretación, como es Marilyn.

Rubén Sancho
Publicado en la revista LetrasTRL 51

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