Su propio honor de trabajadores
rompe en estampida
la monotonia de la calle.
Su alarido y su coraje
florece en la calzada
donde el hambre hace concierto
con la crueldad de las corporaciones.
Los transeuntes los miran
con curiosidad o con indiferencia
pero su empen~o de trabajar
vendiendo cigarrillos, relojes, joyas o comidas
sin pedir caridad del gobierno o a las iglesias
los hace independientes y duen~os
de toda la sociedad y de las calles.
Su compan~ia de "Camelot & Camelot"
con mucho orgullo hace la segunda economia
de los paises del tercer mundo.
TERESINKA PEREIRA
Publicado en la revista ¿Cómo leer en bicicleta?
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