miércoles, 3 de octubre de 2012

LA INSATISFACCIÓN


La lluvia, para algunos,
paréceles triste, y
se derrama en su corazones
la melancolía como una cucharadita
de miel
sobre una humeante taza
de té.
Lloran en un gesto comparativo
como queriendo ser lluvia también.
Pero la lluvia cae ajena a ellos,
y,
seguirá cayendo,
ni triste
ni alegre
sino siendo un detalle más
de este grandioso escenario
donde interpreta sus mejores obras
la naturaleza.

El otoño, para otros,
paréceles triste, y
caen sobre sus corazones
las doradas hojas
iluminando las sombras,
pero ellos
sólo sienten tristeza.

El invierno, para aquéllos,
paréceles frío y lúgubre
como si en sus ojos
las lágrimas
se convirtiesen en carámbanos
de un azul brillante que,
lejos,
para ellos,
de parecerles bellas lágrimas de Océano,
parécenles horribles y funestas dagas.

La primavera y el verano, a éstos,
parécenles alegres y jubilosos,
sin embargo hasta la belleza de ambos
se les antoja insuficiente.

Tanto los primeros, como los segundos, los terceros y los últimos,
padecen una tristeza de corazón
de la que no saben desprenderse.

SALVADOR MORENO VALENCIA

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