Al mar, al mar le escribo
para contarle los secretos míos,
tú… mi consejero,
baña mi piel, límpiala con tu sal
el mal sabor que pudiera quedar,
porque al amor me voy a entregar…
a ese de verdad,
sin interés alguno solo el de amar.
Voy a amar esta vez,
tal vez con la serenidad que los años me dan,
con la alegría que me concede Dios cada día,
así tan solo así…
Para abrazar tu piel
como el mar abrasa a la arena,
acariciar tu rostro
como la espuma acaricia las olas,
poro a poro.
Serás como mi garzo hermoso,
como mi amor profuso, intenso,
como el océano brillante como el sol.
Esta noche la luna es argenta,
mientras yo la miro…
más me adentro en tu corazón.
Dime mi Dionisio
¿cuándo brindamos con esa copa de vino?
Ven arrastra mis ansias
como las palmeras arrastran al viento
con sus sensuales movimientos hasta detenerlo.
María Regueira López
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