Hemos sido tan felices
en este amor sin barrera,
como si a diario comiera
el maná con codornices.
No importando los deslices
que en el camino tuvimos,
lo que por amor sufrimos,
y a la esperanza asidos,
tenemos bien merecido
el triunfo que conseguimos.
Nuestro amor se consolida
con cada día que pasa,
que muy fácil sobrepasa
cualquier meta en esta vida.
En nuestro pecho se anida
un profundo sentimiento;
no conoce desaliento,
más bien se aviva la flama
y el triunfo siempre nos llama;
vamos sin impedimento.
No hay desierto sin maná,
ni faltan las codornices,
para los que Dios bendice,
Él siempre proveerá.
Su premio siempre tendrá
el que por amor se guíe;
al final siempre se ríe,
de la adversidad, el justo,
aunque tenga mil disgustos,
pero que a Dios se confíe.
Aunque ya estés casi muerto,
aunque la sed te acorrale,
siempre habrá agua que sale
en el árido desierto.
Tenlo por siempre muy cierto,
el que por fe siempre viva
no andará a la deriva;
tendrá luz en su camino,
encontrará su destino
mirando siempre hacia arriba.
Julio César Martínez Matus -Nicaragua-
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