Ni el ahora sabe grato, ni el silencio me saluda
Desde lejos, el ocaso, mira, sordo tantas dudas
Gradualmente se disipa la penumbra que desnuda
en el alba, de mi alma, su simpleza blanca y muda
Todo sigue su cordura, con su belleza y armonía
Luz y sombra se entrelazan, en el viento, dando vida
a la prisa y su rutina con su monótona alegría
Yo les miro apartado. Desde mi risa cohibida
Guillermo Sánchez
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