He subido al trapecio del cielo
para mirar mi vida desde el umbral del cero.
La ilusión
la utopía
los sueños
los reflejos de luz que murieron sin serlo
los recuerdos dormidos en sus casillas viejas
el pasado de niña
de mujer prometida.
El día que partí a recorrer galaxias
buscando una señal del sentido del tiempo.
Pero nada me dijo el anciano portero
y volví a preguntarme ¿qué hago en este suelo?
Han pasado los años y he subido de nuevo.
He visto que el pasado traicionó mis libretos.
Estructuras arcaicas propiciaron mis miedos
y nunca pude ser
ni vivir como siento.
Hoy he escrito en mi libro de gestas reveladas
que nada importa el tiempo que he pasado muriendo
ni tampoco el futuro que no se ha dado cuenta
que yo estoy en la cuerda de los que buscan pruebas.
Sólo sé que no estallan estrellas en mi cielo
recordando el pasado que he surcado muriendo.
Es hoy quien me ha invitado a asumir nuevos retos
aspirando el perfume de los lirios sedientos
o volviendo a esperar que otro día se invente.
Beatriz Ojeda
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