TENGO

Un colchón bastante cómodo y un nuevo reloj de pared. Esas dos cucarachas no me pertenecen.
Tengo 25 mil colones en efectivo, varios objetos
empeñados por conocidos y vecinos. Entre ellos drogadictos.
Hace tres meses que no veo a mi madre personalmente y hace dos semanas que no la llamo.
La almohada sobre la que apoyo mi cabeza me la regaló una mujer que una vez fue mi novia.
Llevo algunos años sin sexo. Una noche pagué una prostituta, nos sentamos uno al lado del otro. Nada más.

Aún me duelen las costillas del lado izquierdo y la muñeca de la mano derecha.
Tuve una pelea hace una semana con un hombre que estaba golpeando a su mujer, en uno de los cuartos de la cuartería en la que vivo y administro.
El dueño es mi primo,
tiene un par de años de vivir
en Canadá.
Me quedó bueno el desayuno.
Llamo a mi madre. Ella, mi hermana y mi sobrina están
bien, todo marcha en orden.

Una cicatriz en el pómulo derecho, era un niño
saltando de una rama a otra. Debí de haber muerto, pero ni siquiera quedé inconsciente, ninguna fractura.
Aquí está Rubén, viene por el celular que me empeñó hace 13 días. Me entrega el dinero acordado, siempre cobro cuando menos un 20% de intereses.
Dos pistolas, una descargada la otra no. La primera la empeñó un adolescente hace cinco meses ya, la segunda la compré hace dos años.
Ese cuadro que cuelga en la pared lo dejó una antigua inquilina del cuarto 5 cuando se mudó.
En el cuarto 7 hay nuevas inquilinas, una pareja de ventiañeras.
Rubén se marcha.
Despierto a la una de la madrugada, me duelen las costillas. Paciente espero el amanecer.
En frente, es una de las cucarachas de anoche, no sé como lo sé pero lo sé. No le intereso, no me presta atención, ni siquiera me ignora.
Me desagradan los gatos las cucarachas no.

Estoy en el banco para hacer un depósito en la cuenta de la ex mujer de mi primo.
Otro feminicidio. No fue el esposo, o el novio, fue el amante; comentan.
Almuerzo en un restaurante chino, tomo una cerveza. Hay pocos clientes.

Everto Prink Aceras