Tu alma,
de fina madera torneada,
se ha pegado a mi alma...
De madera frutal,
de ciruelo o almendro
es el aroma que me llega
desde donde estás
e irrumpe despertando
diversas sensaciones.
Tu aliento,
salado mar tornasolado,
ha impregnado mi piel clara
y tus huellas,
viven en mí
como pétalos de rosa...
¿Crees acaso
que puedo renunciar
a tanta riqueza escondida
detrás de esos verdes lagos,
que son tus ojos de artista?
Es la mujer
que vibra en mí,
que está gritando
con acordes de violín
que solo tuya es esta vida,
este alma, este cuerpo
que aún te esperan...
Del libro Poesías de amor y Erotismo de
VICTORIA PIKHOLC
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