Persiguen los demonios a los hombres
dejando en su cerebro sobrenombres;
rapiñas robadores de memorias,
ladrones de ideales cuales norias.
Los hombres detonantes de apariencia,
pidiendo a sus deidades penitencia
se piensan destructores de malignos
mostrando de su cuerpo solo signos.
No pueden los demonios de los hombres
atar a sus neuronas antenombres
ni cambiar remembranzas por escorias
maquilladas de triunfos o de glorias.
Los hombres dedicando inteligencia
perderán su temor a la indulgencia,
andarán los caminos más benignos
llevando a sus espalda los malignos.
Jerry Méndez -México-
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