Ojos de cielo sobre mi piel,
recorriéndome gozosos,
soberanos, deleitosos,
proyectando deseos locos
y abatiendo mis defensas.
Lengua viva sobre mi piel,
recorriéndome gozosa,
en estela salivosa,
brillante, luminosa,
detenida a ratos sobre mi firmeza
y a ratos sobre mi hambrienta boca.
Manos cálidas sobre mi piel,
recorriéndome gozosas,
suaves, cadenciosas,
voraces y curiosas,
irradiando, vaporosas,
la inmensa luz de tu querer.
En este mísero cuarto de hotel,
donde danzan por el aire suspiros y veleros,
que en nuestro sudoroso delirio infiel
tornan prodigios de luceros.
Josué Catasús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario