viernes, 21 de septiembre de 2018

LAS SIEMBRAS DE CAÍN


En un bello poblado vivían varios granjeros dos de ellos eran "excelentes amigos" uno de ellos sembraba la tierra (Carín) mientras que el otro prefería criar animales(Aron)...
Todo parecía perfecto para aquellos hombres hasta que la suerte aparentemente empezó a sonreírle mucho más a Aron a quien comenzaron a multiplicársele sus vacas, caballos, ovejas e incluso, varias aves y animales silvestres empezaron a llegar a su granja... Carín se puso muy celoso y molesto al ver la abundancia de su amigo, mientras él tenía varios problemas con sus cultivos, sembró tomates y se secaron las plantas, lechugas que no crecieron y zanahorias que tenían un sabor muy extraño, le enfadó tanto comparar su suerte con la de su amigo que decidió arruinar los pastizales de Aron.
Una fría y oscura noche mientras todos dormían Carín tomo muchas semillas de plantas con espinas y hojas que irritaban la piel y fue a regar con estas semillas las plantaciones de pasto que acababa de sembrar Aron.
Días después un extraño viento soplo con fuerza sobre aquel poblado, arrastrando todas y cada una de las semillas lanzadas por Carín y llevándolas hacia su propios cultivos.
Tiempo después aquellos "amigos" almorzaban y conversaban tranquilamente entre música y risas. Aron no tenía idea de los celos de Carín y Carín no se imaginaba la lección que le había preparado la vida.
... Una mañana llegó un importante empresario a comprar los vegetales de Carín, pagaba un excelente precio y quería todo para esa misma tarde así que sin pensarlo dos veces Carín cerró el negocio de su vida... Y se dispuso recolectar la cosecha junto a sus empleados, pero al llegar a  sus campos se encontró con una gran sorpresa, sí, todos sus cultivos eran perfectos, tomates rojos, grandes, bellos, coliflores tiernas, hermosas, chiles perfectos, todo era una maravilla excepto porque todos y cada uno de sus preciosos vegetales estaban rodeados por pequeñas enredaderas con hojas ponzoñas y espinas, sí, eran aquellas mismas semillas que él había lanzado en los pastizales de su amigo... muchos de sus empleados se negaron a recolectar los vegetales, así que le tocó a él mismo realizar gran parte de aquel trabajo, cada vez que se agachaba a cortar un vegetal se lamentaba profundamente el haber actuado mal contra su amigo, casi hermano.
Así comprendió que todo el daño que sembró le fue devuelto al doble literalmente y la vida le pagó con creces todas y cada una de sus malas acciones.

Actúa bien recuerda quién siembra tormentas, cosecha tempestades. Mientras intentes destruir injustamente a tu prójimo puedes ser tú quien muera en el intento.

Mía Yamileth Martinez -Honduras-

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