¡Buen viento y buena mar! querido amigo,
dichoso tú, que airoso y complacido,
sabio y prudente, saliste a nueva ruta,
elevado el rostro y la mirada altiva,
ni anhelas premios ni reclamas loas.
Relumbrante sol, ejemplo de juventudes,
honor, respeto y dignidad son tus preseas;
modesta hacienda y singular prestigio:
son tu bandera, visa y pasaporte
a nueva vida en la Colombia que deseas.
De balde a todos diste buen consejo
de letras, amor, leyes y buena economía
y en todos siempre martillabas:
¿Qué cosa es verdad, sino pobreza real
en la vida fatua y desganada?
¿Qué otra cosa trae riqueza,
sino codicia, timo y falsía?
Hoy quedan por recuerdos mil campañas
desde El Banco hasta la misma Mojana
cumpliendo con tu jura Mendeliana.
Sin ti quedó la bonga acongojada,
la natura, sin conocimiento y memoria,
y nosotros sin tu alegre compañía.
ABEL RIVERA GARCÍA
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