Acaso alguna vez pueda mirarme en todos tus espejos
Y alboroten sonajas de cristal azogado tus oídos viajeros.
Acaso mi palabra erice de ansiedades tus poros uno a uno
y me calme la angustia celeste y perfumada de tu ruego
cuando escalas mis colinas doradas y derribas mis muros.
Eres el habitante de todos mis espacios y nunca estás muy lejos.
Anidas en la sal de mis mares y en mi piel yo te acuno y te llevo
Me marcas todo el cuerpo con tus besos y das luz en lo oscuro.
Por eso es que mi mano te recorre y todo mi deseo es tuyo.
Te asfixias en mis aguas, me tienes y tu caricia sabe a beso,
mientras tiendo mi copa de emociones que sorbes en silencio.
Me recorre tu ser y mi llanto derramo en un murmullo
para darte la miel de mis panales y mi rosa en capullo.
Vas escondido en mi costado y en la cruz de mis brazos te llevo
Y tu empuje me hiere y me deleita cada vez que te tengo.
Me envuelves en tu cálido fuego y soy llama y soy humo.
¡Acepta mis anhelos! ¡ Con ellos te retengo y te perfumo!
MARÍA ITZA (ARGENTINA)
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