Se disipa el humo del tabaco
delante de unos ojos cansados,
¡que larga se hace la espera!...
late en el pecho, entre cadenas
un corazón que se ha colado
para cumplir su pena.
El maldito reloj se ha parado,
sonrío al sospechar...
...que se está burlando...
cada vez que pienso en ella,
así es el depositario de mi condena...
y mi propio desengaño
enturbia el fondo de una botella.
No soy todo lo que esperaba,
me castigo por mis palabras
con la negación de mis promesas...
soy el sueño que se engaña,
la noche que se desvela,
una lágrima en la almohada,
o peor... lo que queda de ésta.
Soy la tinta que se desangra
entre papeles sin alma
a la sombra de la luz de una vela
mientras oscila inquieta
riéndose de mis esperanzas,
de los versos que no rimaban,
de los suspiros que la alimentan...
soy lo que soy... aunque duela.
Luis Maria Saiz Laso
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