Cuando aguaitas quedamente por la claraboya,
Eres bella, cálida, virtuosa del rostro.
Te veo con la verdad de mi mirada.
Tus ojos, adornados de colores fulgurantes,
Simulan ser arco iris errantes.
Tus labios tiznados de labial color rojo hinchado.
Tus pechos forrados por tu ropa son dos rulos de estameñas.
Todavía rema en mi memoria esos soplos pepenados.
Cuando veo, cuando te miro pintada de mí,
Arropada de mi mirada,
Eres bella, dulce y encantada.
Misael García Consuegra
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