jueves, 4 de enero de 2018

LA SENTENCIA


Busqué mis versos, eran prófugos en la calle de tus labios, se quedaron esperando el beso prometido, la caricia debida, el abrazo deseado, la mirada cautivando, los silencios insinuado; la sentencia de ser preso de tus encantos.

Se perdieron las letras en el misterio de tus ojos, infinito horizonte seduciendo con secretos, lanza dudas arrebatando respuestas, conquista sin imponer, basta su delicada inocencia para desnudar la picardía del poeta; la sentencia de tus misterios.

Se quedó dormido el poema sobre la pradera de piel tu dorada, incrustado como semilla de verdad espera brotar cuando el sol de los deseos ilumine, y con inspiración de tu perfume reviva con versos besados por tu piel; la sentencia de tus besos.

Nos quedamos en la sentencia de los deseos, culpables de despertar lo que soñamos, confesos con versos pidiendo la condena, mil besos tras las rejas de los pensamientos en tanto nos fuguémonos y los cobremos viendo la lluvia caer, en la ventana que soñamos.

Luis Emilio Tigüilá Robles -Guatemala-

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