lunes, 15 de enero de 2018

EL FOTÓGRAFO DE LA GUERRA


Murallas de arena
y cielos de papel,
pintados con sangre
de almas olvidadas,

rastros de plomo y pena,
surcos de un sueño cruel,
escombros de sal y vinagre
sobre las heridas desoladas;

tras la cortina un llanto,
angustia y polvo en la cara,
alguien duerme eternamente,
ninguna lágrima amanece,

ni siguiera un sonido o un canto,
la mortaja tampoco se prepara,
es una ciudad cementerio hediente,
la muerte reside y permanece,

la cámara llena el lienzo,
mientras el cuadro emerge
en tintas de color pastel,
formando figuras de tez inerte,

la distancia entre el comienzo
y el final de la foto, converge
en un indeterminado pincel,
dibujando sombras de la muerte;

no existe piel ni miradas,
no hay sonrisas ni alborotos,
no se saborean los aromas
a la vida que se ha quebrado,

la foto es en negro y agrietada,
son ocres de un extinto remoto,
la guerra no entiende de idiomas
ni del llanto de un final anunciado.

ÁNGEL L. ALONSO

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