Una lágrima, sólo una lágrima, dejé que escapara de mis ojos, una lágrima que se fundió en mi corazón, creando una hoguera de pasiones, de dolor, una incontrolable sensación de desazón. Me cubriste todo el cuerpo de tristezas, envolviste mis ardores de nieves negras y heladas... una lágrima, no más, no dejé que me sucumbiera la angustia y la pena. Guardaré en un baúl tu recuerdo y mi olvido y a un mar oscuro y espeso lo lanzaré para no volverlo a ver. Y mientras, mi mirada soñará con unos versos, unas flores blancas que me inhalen de su aroma mis sentimientos y volveré a soñar y volveré a decir, algún día, te quiero.
DEL CUADERNO POEMAS CELESTE de
MILAGROS RUBIO MAS
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