Hay padres que compran
teléfonos móviles
o tablets
a sus hijos pequeños,
cada vez más pequeños.
Hay padres que no supervisan
el uso
el descontrol,
que hacen sus hijos
con los aparatos obsesivos
inmisericordes
y adictivos
a los que llama
nuevas tecnologías.
Hay padres que no conocen
la ansiedad
la depresión infantil,
el desapego a la vida
la dispersión,
la agresividad
los trastornos del sueño,
el aislamiento
la adicción progresiva,
a la que exponen a lo que más quieren,
sus hijos
solo para que estén tranquilos
y no molesten
no les molesten a ellos.
Pocos padres
de esos
de los que hablo
han leído
a Orwell
o mejor
o peor
a Huxley,
cuando había que hacerlo.
Ni parecen saber
que si el futuro de sus hijos
es dolor,
el culpable
los culpables,
tienen nombre y apellidos.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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