Nació con el corazón cansado, como si hubiese necesitado novecientos años para llegar al mundo, y no los nueve meses del común de los mortales.
Murió a los diez años. No fue una vida corta. Fue una muerte demasiado larga.
Del libro El espectáculo más hermoso de SALVADOR ROBLES MIRAS
Publicado en Los libros de las gaviotas
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