Alguien robó la tarde, me dejó una lluvia, que acompañaba viento helado.
Solo silencio reinaba, se borró de mi sonrisa, sentí que tu amor escapaba.
Caminé mil pasos de prisa, sin seguir tus huellas, la nube de polvo aún las cubría.
Dejé morir suspiros, de respirar dormido.
Lágrimas oscurecieron este amor que sentí perdido.
Grité en medio del silencio quien me respondió en reflejo de un cristal partido.
Dolor corrió mi sangre en penar de olvido.
Oh clamar en llamas que consume latidos de mi corazón, pues arde en deseos de apagar esta pasión
Mi pluma detuvo estos versos sin correr de tinta, secando mi alma, si no puedo verte, moriré de hastío.
Alejandro Horta García -México-
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