La sangre prende como fuego sobre la nieve… Ingmar lo descubrió cuando rastreó su propia alma y
dejándola al descubierto la trucidó encima de las calles de Estocolmo. Parte de su razón de ser fue develar conciencias en imágenes, asesinarlas sobre sí al exponerlas desnudas. Ingmar vislumbra que de no ser un fantasma hubiera sido quien filmara Millenium rastreándole el interior a sus cadáveres. Larsson, Ingmar –éste lo comprende–, han muerto pronto para el destino de la trilogía y de sus ámbitos. Ingmar lo desentierra: No hay auténticos vivos en Millenium. Todos son los cadáveres de su conciencia o comenzaron a serlo para sobrevivir a sus muertes. Los fantasmas son también los fantasmas de sus certezas. Filmar los muertos y vivos muertos, los escritos y descriptos tras las páginas, hubiera sido otro comienzo desde el espejo.
La sangre sobre la nieve. ¿Acaso un asesino sólo lo es de cuerpos?
Del libro Cuentos de la colección Estocolmo de
FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
No hay comentarios:
Publicar un comentario