Admiro tu intelecto, me fascina
su poder dialéctico, brillante.
Es llama (luz, calor) determinante
de cada idea que a nacer se obstina.
Y, como toda llama, disemina
atributo y poder en rutilante
suntuosidad, o en flujo insinuante,
cada vez que en polémicas opina.
Mas, como toda llama, su existencia
tiene principio y fin, de la ascendencia
a la sublimidad, y al desperfecto.
Verás tus facultades racionales
desgastarse en tus años invernales,
como quien llega al fin de su trayecto.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -In memoriam-
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