Mientras a escondidas lloraba
Llegaste tú sin avisar,
A tocar sutil la puerta.
Yo te abrí, no podía rechazarte!
Estabas iluminada y radiante y yo muy solo y vulnerable!
Desde entonces te adueñaste,
De mi alma y de mi vida
Y aunque yo no pueda amarte,
Tampoco puedo decirte,
Que te vayas y me dejes,
Has llegado para quedarte
Y aunque ya no empiece a gustarme,
te tendré que soportar,
"mi amiga fiel La Soledad"
Edwin Audelio Barahona Mondragon
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