sábado, 26 de julio de 2014

EN EL 4º ANIVERSARIO DE LA MASACRE DE IRAK


Recompensa de nubes
para el sacrificio de los grises deformes
con los que se subyuga el aire.

El mar
sigue estando tan incierto
como en los recuerdos de un niño
que busca estrellas sin puntas.
No hay campo
para cobijar la nieve de otoño
que amenaza el corazón esdrújulo
de los renaceres
paridos con sonrisas.

Ya no quedan
más que luciérnagas sin luz
por entre los escondrijos de la tarde:
capirotes de dolor
con los que flagelar el hastío,
nazarenos oblicuos
con los que invertir
la herida, el hambre, la llaga.

Recompensa de nubes de pólvora
para una guerra fagocitada en petróleo,
para unos muertos que ya no ríen,
para unos gánsteres con corbata y sangres inútiles...

Luis Enrique Prieto
Publicado en la revista Arena y Cal 210

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