En esta tarde lejana
acoplada al susurro del camino
distancia que se interpone
en esta latitud absorbente,
caminos encontrándose
y cruzándose a la vera
de edades perdidas en el ocaso,
primaveras olvidadas y derramadas
susurrantes y acalladas en lamentos
del estar del tiempo.
Cruces inimaginables hasta hoy,
impensable esta parada
en nuestro camino tan adolecido,
enquistado en el corazón
tan volcado hacia adentro…
Guardando esencia de esos
ángeles que encontramos
al borde de esa vera…
Cruce de vidas,
sentimiento inigualable,
compartiendo intensidad de dolor,
al extremo máximo
hasta lo más profundo
de nuestras entrañas.
Amalgama de sentires,
únicos e inexplicables,
coincidencia de vida
que nos sitúa en un mismo punto
sangrante sangre corre por nuestras venas,
herida constante en el vaivén
de este absurdo pasar,
acapara horas de sueño,
te resta sentir de vida
te clava astillas de sentimientos
que llegan a tu corazón en
el más dulce dolor
hasta tal extremo que
cierras los ojos…
Quisieras morir en este intento
que se apodere de tu ser la calma
quieta, lenta, inducción al no sentir,
que el dolor se apague
y te invada el silencio,
dormir y no despertar,
quedarte por siempre,
en ese amor placentero…
Soñar con ángeles eternos,
perderte en el horizonte
ese, donde se junta la tierra y el cielo,
que te esperen los ángeles
en esa puerta llena de misterio…
Da igual sea cielo o infierno,
solo quiero compañía eterna
de ese ángel que me espera
y es mi amor eterno…
LOLA WIZNER
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