Máquina de pensar, invento vidas,
les doy formas helénicas, sedosas,
y opciones más de amantes que de esposas,
inyectándoles ansias encendidas.
No les doy perfección, entretejidas,
en su interior, de pétalos de rosas
y afiladas espinas, primorosas
e infaustas a la vez, gozos y heridas.
Ejerzo el juego del amor con ellas,
y entre ofrendas, entregas y querellas,
voy descubriendo sangre y arrebato.
Y entre risas y lágrimas, olvido
que soy yo mismo quien las ha parido,
yo, el creador de este íntimo aparato.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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