Cuando al palacio del Hades
fui con Caronte en su barca,
tropecé con una parca
llena de calamidades.
Me hablaron de sus crueldades
Cronos, Perséfone y Rea,
y en tan oscura asamblea
te vi, Calderón Romero,
dándole un beso a Cerbero
en su cola larga y fea.
Allí en los campos sombríos
no pudieron castigarme,
¿cómo iban a sancionarme
espíritus tan vacíos.
Con miles de versos míos
dormí a Zeus y a Poseidón,
a Caronte, el fanfarrón,
lo amarré de su velero
y escapé sobre Cerbero
con un traje de Plutón.
Ramón Espino Valdés -Las Tunas, Cuba-.
Publicado en la revista ¿Cómo leer en bicicleta?
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