En Ámsterdam, Holanda
En el Mercado de las Pulgas
Encontré una brocha de afeitar
Dentro de una cajita de cristal
De muy buen parecer
Que Rita, la vendedora, me dijo
Que fue de Hamlet
Príncipe de Dinamarca
Que nació, creció y murió joven
En la tragedia de Shakespeare.
Yo se la compré a esta joven
Porque me encandiló
Y se me entró en el alma
Cuando le pedí un beso y me le dio
Quedando en vernos en Plaza Dam
Para hacer Amor.
Como yo era un pardal
Venido de Madrid Capital
Enseguida quise comerciar
Con su lindo cuerpo
Y apenas puse mi mano derecha
En su holandés Chumino
Pues había pasado mucha hambre
Estando en el Seminario
Ella, aun siendo tan rebonita
Me dio una bofetada
Mandándome al Barrio Rojo
Diciéndome en hebreo:
לך תתן או תזיין את רובע האור האדום
“Vete a tomar o dar por culo
Al Barrio Rojo”.
Compungido y lloroso
Como perro con rabo entre piernas
Me fui al hotel donde me hospedaba
El Hotel Rembrandt
En Plantage Middenlaan 17
Donde, echándome sobre la cama
Me dije: “Mi Ángel de la Guarda
Me traerá un lindo buey
Que me lamerá el Ano
A quien voy a felicitar
Porque tiene hoy mi campo
Que es una preciosidad
Pero, ¡ay¡ qué pena de pene
Como hay un solo arado
Me hice una gran paja
Que me dio salud y amparo
Mandando al buey
A donde se fue el padre Padilla
“A tomar por culo”.
Caído derrengado y emocionado
Me quedé dormido
De alegría llorando
Pues, al día siguiente
Iría visitar un molino de viento
El molino de viento Nieuwe Palmboom
(El Nueva Palmera)
En Schideam, entre Róterdam y Vlaardingen
Donde, pletórico de genever
Ginebra Bols Jonge
Me colgaré de la cola
En una de sus aspas al viento
Mirando al rio Nieuwe Maas
Uno de los brazos del Mosa
Río tributario del Rin
Soñando con “Las tres Doncellas del Rin
Jugando en sus aguas”
Según la ilustración de Stories
Of the Wagner Opera
De H. A. Guerber, 1905
Comprada, también
En el Mercado de las Pulgas
Con la que me limpiaré
Mi primera paja mañanera
Recordatoria de Rita
La joven vendedora
Que no me dio satisfacción.
En el aspa del molino
Como buen prestidigitador
Volveré mi cola una paloma
Lanzándola al viento.
Daniel de Culla
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