Es una niña alegre y graciosa, chiquita y nerviosa, morena y hermosa cuyos ojos melosos y risueños me persiguen: de día, adonde quiera que vaya; de noche, me cierra las puertas del sueño.
Ella es como una hija, pues por edad podría ser su padre.
Es inalcanzable para mí, como lo es poseer un Ferrari deportivo
Pero la quiero. Verla me da vida; aunque amarla es mi veneno
Juan Pan García
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