Que no sea una bala errante
ni tanquetas derribando palabras.
Que el apogeo de la barbarie
no se apodere de la fragilidad.
Iremos donde nadie escuche para debatir ideas.
Crearemos portales con memoria, por siglos.
No será un imperio construido con la muerte.
No hay servil que dure cien años.
Iremos desde siempre y para siempre
a través de nuestra propia vida
porque podrán mutilar nuestro camino,
no impedir la verdadera hazaña.
Soy una más de tantas rosas al borde del sendero
o vestigio de un rebaño aplastado.
Como una díscola, seré juzgada por mis ideas
no por la violencia de su cofradía.
Ante la tiranía no me someto,
mi dignidad es toda libertad.
Patricia Corrales Marozzini -Argentina-
Publicado en el libro Siempre iluminadas nunca olvidadas
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