sábado, 22 de agosto de 2020

MI NOMBRE

 

Lo vi descuartizado y sangrante al filo del abismo

señalado, fundido al fuego para purificar culpas ajenas

Las lágrimas trataban en vano de limpiarlo.

Mas todo era vano

Mi nombre como una golondrina lejos de su nido

se aferraba valientemente a las piedras del camino

Fue un despojo para muchos

Fue usado para empapelar bajas pretensiones

Pero mi nombre existe

Desde el principio de los siglos

En plaza pública fue vituperado

Como a los dos ladrones del calvario por el pueblo juzgado

Una lágrima se ha mantenido rodante en mis mejillas

Pero el alma se remienda día con día

haciendo un epitafio siempre mi verso.

La muerte me ronda en cada esquina

La noche extiende sus brazos negros

Para hacerme sentir pequeña e insegura

Mi nombre nacido bajo la luz del día

bajo un sol que al nacer hiriera mis pupilas

Manchado por las lenguas negras

que tenían aguijones en la punta

cual sapientes que en todas direcciones la dirigen

Pero aprendí a volar sobre las alturas

a ver el mundo diferente

a sentir que aun en la oscuridad hay vida

que existe la paz después de la muerte

¡Y mi nombre!

Ese nombre dado en mi nacimiento

Femenino del mar, de luz y alegría

ese nombre que brilla, que hiere el oído del demonio

que a diario lo mancilla.

Mi nombre que ilumina algunas pupilas

¡Mi nombre no podrá ser borrado!

De la historia de la poesía

Porque aún desde mi tumba

mi nombre, hará que viva en los versos de mi loca poesía

Martha Lucía Lombana

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