viernes, 14 de agosto de 2020

EL VIRUS SE ACICALA


La omnipotencia segrega sus hieles azufradas

y la soberbia se afianza en su ordenanza.

Los demonios aplauden sus mezquinas andanzas

subidas a la espalda de la diosa ignorancia.

La ciencia se prepara

investiga

se afana 

en proponer premisas que amortigüen el paso

de la parca que acecha en la orilla del llanto.

El virus se acicala

organiza su entrada con la risa en sus labios

desgrana sus maldades

y caen los humanos en su trampa.

¡Despierten!

Hay peligro en la calle/ en el bar/ en el aire.

No es tiempo de enfrentar lo que está decretado.

Ilusos combatientes se agrupan

e intentan desafiarlo con sus consignas fatuas

con su esencia de ególatras

ignorando que es suyo el poder de alejarlo.

Hoy somos los rehenes de este virus maligno

y hay que derribarlo

con recursos planteados por el gran soberano

que lucha en la tutela hospitalaria       

con el alma en las manos.

¡Despierten!

Activen las neuronas y aspiren los aromas

del sabio que rebela

que el virus está inmerso en la presente historia.

La ignorancia es la muerte de todas las victorias.

Ha mecido en sus brazos este ingenuo planeta

golpeado en el transcurso de toda su memoria.

El mundo está agitado

confundido se olvida de los muertos vencidos

y en esa confusión sólo piensa en placer

en la vida que ayer

endulzaba sus pasos con libre acontecer.  

La crisis se ha extendido sin poder detener 

el sello que rúbrica el registro de Ser. 

La paciencia se inclina y despeja la mente 

del hombre esclarecido.

Quizás en el futuro logremos comprender 

que vivir es un lecho de flores por nacer

un pimpollo que exhibe sus pétalos de bien 

con suspiros de aliento 

con voces de hermandad 

con mirada piadosa 

y con sólida fuente de solidaridad. 

¡Despierten! 

Hoy hay otros senderos para ahondar

cuánto amor necesita la añeja humanidad 

inscripta en el libreto del consumo falaz 

que ha oscurecido el genio del corazón verdad  

Beatriz Ojeda 

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