Al estar conviviendo con ellos, permitiendo que en cada aula se escucharan sus comentarios, sus pensamientos, sus palabras que les nacía del corazón. Las niñas y los niños de 8 años de edad aproximadamente, me enriquecieron instante a instante, sobre todo al observar sus ganas por cultivarse en torno a las lenguas originarias de México.
Fueron tan solo dos meses, enero y febrero. Precisamente cada jueves de convivencia y aprendizaje con los pequeños desde las ocho hasta las diez de la mañana. Hubo ocasiones que el tiempo no me alcanzó, mientras iba recorriendo las aulas de Tercer Grado Grupo “A”, “B”, “C” y “D” en la Escuela Primaria Salvador Díaz Mirón, de la ciudad de Xalapa. Más que un reto, fue una oportunidad de convivir con los educandos. Recordé cuando fui estudiante de la Escuela Primaria Ricardo Flores Magón de la comunidad de Ignacio Zaragoza, del municipio de Misantla. En cierta ocasión me encargaron la tarea de entrevistar a una persona que hablara la lengua totonaca de la zona. La única persona que conocía un poco el idioma de la región era don Marcial Ugalde. Por lo que, él fue quien me facilitó unas palabras y así cumplí.
Maestras como Gladys García Rosas, Irma Contreras González, María de Jesús Baizabal e Irma Solano Pérez, merecen ser reconocidas por interesarse y por permitir que sus alumnos descubrieran los idiomas originarios a través de un asesor intercultural. Gracias al director de la institución educativa, el maestro Alejandro Jácome Roldán, fue posible el proyecto intercultural, mismo que se aplicó con los niños en la forma de un taller.
A los niños se les proyectó unos videos para que observaran las regiones étnicas: náhuatl de Milpa Alta y yoreme mayo de Sonora. En las sesiones se fueron enterando que en el país hay 68 idiomas originarios, de acuerdo al Instituto Nacional de Lenguas Indígenas que son 15 idiomas en el estado de Veracruz, que hay varias formas de hablar el náhuatl, el totonaco, entre otros. Escucharon e hicieron todo el esfuerzo por pronunciar algunas palabras en el idioma tepehua, tènek, totonaco y náhuatl. Además, lo fueron escribiendo cuando se les puso en el pizarrón: cada palabra y una que otra frase en lengua originaria.
Cada estudiante decidía cómo saludar cuando llegaba a compartirles una sesión; ya sea con el saludo en náhuatl de la huasteca –Piali- o de la región de las altas montañas –Panolti-, así como en totonaco –tlen-. Hubo instantes donde los niños llegaban a sus casas a platicarles a sus papas sobre el aprendizaje de las lenguas originarias. Un alumno les pedía a sus padres que le compraran un diccionario o un libro en lengua indígena. Otros pequeños comentaron que tenían familiares que hablaban un idioma originario y que en la próxima visita iban a preguntarles a ellos para aprender.
Estos niños –que son más de cien alumnos- que estudian en Xalapa incursionaron en la interculturalidad, se sensibilizaron y son muy valiosos. La gran mayoría se entusiasmó y un día lunes, de inicios del mes de marzo, con motivo de los honores a la bandera, declamaron juntos un poema del investigador Miguel León Portilla, tanto en el idioma náhuatl como en español. Los padres y maestros se dieron cuenta que en los niños se sembró una buena semilla. Eso es solo un breve pasaje del amor por nuestras raíces y por las lenguas originarias de ésta gran patria por parte de los educandos. ¡Ojala y más instituciones se interesen por estos temas de gran importancia para la formación educativa de las nuevas generaciones de mexicanos que necesitamos ahora y en el mañana! ¡Vivamos la interculturalidad!
Fernando Hernández Flores
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