Cuando acabo este libro de poemas
de Paul Celan, no sé ni qué me ha dicho
ni qué quiso decirme. Ni tan sólo
si pretendió decirme alguna cosa.
Hay tanto miedo en un poeta hermético.
Dejo la mano encima del libro ya cerrado,
y juro rechazar para siempre este miedo.
La poesía, que puede ser primero
un paisaje al que a veces se ha llegado
de noche,
acaba siendo siempre un espejo
donde uno ha de leer sus propios labios.
¿Y qué razón de ser
tiene el contenedor si está vacío?
Silencios y vacíos están hechos
sólo para los ángeles. Contienen
el miedo a la basura. La basura del miedo.
Joan Margarit
Compartido por Consuelo Jiménez
No hay comentarios:
Publicar un comentario