Una mañana de rostros con expresión neutra. O dormidos. En el vagón del metro ella habla muy alto por su teléfono. Tal volumen resulta innecesario: el resto de los pasajeros viaja silencioso. Él, uno en apariencia cualquiera, no puede reflexionar, abstraerse y hacer útil el trayecto hasta su trabajo por lo que se lleva a una oreja un teléfono imaginario, e improvisa a gritos una supuesta conversación. Ella, del asombro a la ira, se calla y cierra su móvil de un golpe. Los pasajeros tras un segundo, aplauden con fuerza. Él, sin embargo, no agradece, tampoco calla, por el contrario, totalmente lanzado aumenta su volumen. Ella y él se bajan juntos.
Del libro Bla bla bla bla bla sobre el amor de
FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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